El lado ''oscuro'' de la Arqueología

La credibilidad de la Biblia depende en gran medida de la coherencia de sus relatos con el de otras fuentes históricas y también con los descubrimientos arqueológicos que los confirman o que simplemente le aportan verosimilitud.   

Desde hace ya bastantes décadas el desarrollo de las técnicas empleadas en arqueología ha permitido aflorar gran cantidad de restos que a han reforzado la historicidad de la Biblia. Evidentemente, esto es una gran ventaja. Pero también esta mayor facilidad para descubrir restos antiguos tiene un aspecto negativo. Negativo, porque al contrario de posibilitar el conocimiento oficial de interesantes vestigios, lo que provoca es justo lo contario: impedirlo y privar de ellos tanto a expertos arqueólogos, historiadores, biblistas y personas en general.

Me refiero a los saqueadores de depósitos de restos antiguos, los cuales abundan no sólo por las tierras bíblicas, sino por cualquier sitio donde haya habido alguna cultura capaz de dejar restos de lo que fueron sus logros. 

Pero evidentemente, a mi como a cualquier cristiano amante de la Biblia, los que más me preocupan son los que centran sus expolios por las zonas que fueron los escenarios de los relatos bíblicos. Y supongo en buena lógica, que estos son los que más abundan y los que más pueden esquilmar los sitios de interés arqueológico. No tengo cifras, pero entiendo que los expoliadores trabajan por amor al dinero; es decir: para vender las antigüedades en el mercado negro. Y claro, poco rendimiento sacarían de dedicarse a expoliar antigüedades en las que poco o nulo interés manifiesten los adinerados dispuestos a pagarlas. Así, pues, supongo que se centrarán en las civilizaciones más “populares”, y en esto todos estaremos de acuerdo que Egipto y próximo oriente se llevan la palma (al menos para la generalidad de nuestro entorno “occidental”).

Y no hay que olvidar otro factor que contribuye en gran medida a que las tierras bíblicas sean las más propensas a padecer los expolios de los saqueadores. Se trata de la alta concentración de restos factibles de descubrir, puesto que esa fue la zona donde progresaron las primeras culturas capaces de grandes y apreciadas obras (estructuras complejas, joyas, armas, escritos, etc.). Evidentemente, allí donde más concentración de restos arqueológicos haya, mayores concentraciones de “buitres” expoliadores se formarán.

¿A cuento de qué viene toda esta perorata sobre los expolios arqueológicos?

El detonante que me llevó a reflexionar sobre la cuestión fue la noticia que más abajo comentaré. Pero básicamente redacté el post para destacar que también existe un “lado oscuro” en la arqueología que perjudica al reconocimiento de la historicidad bíblica. De este lado, justo por ser “oscuro”, no conocemos su dimensión; pero confío que no sea mayor que el otro lado “claro” donde los arqueólogos “no expoliadores” están realizando tantos descubrimientos que redundan en el reconocimiento cada vez más generalizado de la historicidad de la Biblia.

Este lado oscuro se manifiesta cuando lo que se desentierra queda en manos de unos pocos y no transciende al conocimiento general. Cuando los expoliadores desentierran y venden ilegalmente, sus descubrimientos nada aportan al conocimiento humano por dos motivos: En primer lugar, porque su existencia permanece oculta (¿Qué interés puede tener un expoliador, un contrabandista o un millonario comprador de lo expoliado en difundir sus actividades o propiedades?). Pero eso no es todo, pues al no ser esos individuos expertos arqueólogos, ni sabrán ni dispondrán en muchas ocasiones de medios para establecer relaciones entre lo encontrado y otras posibles fuente históricas o arqueológicas.

Está claro que estos granujas de la arqueología perjudican seriamente a la Biblia, puesto que muchos posibles objetos arqueológicos, que ciertamente confirmarían su historicidad, quedan excluidos del conocimiento general de expertos y profanos. Podríamos parafrasear el conocido refrán "Ojos que no ven, corazón que no siente" en estos términos: "Tesoros que no se ven, Arqueología que se resiente".

Pensando en la Biblia, ¿cuántos preciosos objetos válidos para confirmar su historicidad habrán encontrado los granujas y desviado al lado "oscuro"? Porque parece ser que no son unos pocos casos. Además de la noticia que motivó este post, ya en otras ocasiones he tocado este tema, como cuando se descubrió un sitio con recipientes para escritos, pero ya expoliado, o cuando la IAA decidió emprender una campaña de búsqueda de objetos cerca de Qumrán. También cuando se la policía israelí encontró un alijo de piezas provenientes de expoliaciones de sitios arqueológicos.

Este no es un tema baladí. Porque, aunque la historicidad bíblica sea un hecho, al margen de que sea o no conocido (*), ninguna utilidad tiene esa realidad si no es posible evidenciarla ante los ojos de expertos y profanos de nuestros días. Sucede igual que en los juicios: La verdad de los hechos no cuenta; sólo lo que se puede probar establece el veredicto.

(*) Al margen de si ignoramos o no la realidad de lo que en su día sucedió, y suponiendo que los sucesos relatados realmente se produjeron, la relación entre aquello sucedido y lo relatado en la Biblia es lo que da el carácter de histórico al contenido bíblicos encuadrables en ese género literario).

Pasando ya a la noticia: se trata del juicio y condena de 3 palestinos por robar antigüedades utilizando detectores de metales y equipos de excavación en Sebastia.

El sitio arqueológico de Sebastia tiene restos del período del Primer Templo, del período helenístico, y de los períodos romano y bizantino. Como bien dice el autor de la noticia, del "resultado de la actividad ilegal e incontrolada de los ladrones, las páginas de la historia se borran".

Os dejo enlace a la noticia en israelnoticias.com.