La Biblia desde el siglo XXI

Matizando la “objetividad” (1)

13.05.2017 00:00
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Para esta semana he tenido que elegir entre dar respuesta a las críticas que mencioné en el anterior post sobre el condicionamiento de la percepción o comentar las afirmaciones de Pau y Abelardo en la tertulia del programa Radiociencia, las que dieron lugar al primer post de esta serie.

(Hay que reconocer que esto de la escritura tiene voluntad propia, pues es muy habitual que los mismos textos me guíen por derroteros que  no imaginaba inicialmente).

Dado que las críticas que yo mismo apunté las tengo más frescas en la cabeza, opto por dedicar éste post a su rebatimiento.

Las recogía en estos términos:

"Si toda percepción está condicionada por las convicciones e informaciones previas, ¿en qué lugar queda la objetividad? Porque sin objetividad no podemos hablar de un verdadero conocimiento del cosmos, de nuestro planeta y de nuestra historia.  Por otra parte, sin posibilidad de un contraste con un mundo externo y "objetivo", quedaríamos sin criterio objetivo de evaluación para decidir cómo manejarnos con ese mundo externo. No habría sido posible esta civilización tecnológica con la que dominamos la naturaleza, a la vez que disfrutamos de ella".

La diana de las críticas

En el post anterior yo no hacia excepciones, y daba por hecho que todos los humanos estamos condicionados por nuestras ideas  a la hora de percibir la "realidad" exterior. Así pues, si es posible demostrar que al menos ciertos colectivos, como los científicos, ingenieros, historiadores, arqueólogos, etc. tienen una percepción objetiva de la realidad, se viene abajo toda la argumentación: ya no se podrá mantener que "todos" estamos condicionados  a la hora de percibir la "realidad" externa.

Y claro, ese derrumbe es el que pretende cualquiera que argumenta con esas críticas, puesto que en ellas van implícitas las siguientes afirmaciones:

1) Que realmente existe algo que llamamos "objetividad".

2) Que eso que llamamos objetividad es lo que capacita a la ciencia para conocer y explicarnos el mundo exterior.

3) Que el dominio de la naturaleza que tenemos gracias a la ciencia y mediante la tecnología es la prueba de que conocemos y manejamos bien mundo el exterior, por lo que al menos los artífices de estos conocimientos y de estas técnicas sí tienen una percepción objetiva de la realidad.

Matizando términos

Lo que yo cuestiono no es tanto si son ciertas esas afirmaciones como las  interpretaciones que se dan a las mismas. Fundamentalmente, el sentido que se da al término "objetividad", el cual yo mismo utilizo con asiduidad.

Hay que reconocer que el mismo vocablo ya condiciona la interpretación del término. Si consultamos "objetividad", el diccionario de la RAE nos remite a objetivo ("Cualidad de objetivo") y la consulta de objetivo nos presenta esta definición: "Perteneciente o relativo al objeto en sí mismo, con independencia de la propia manera de pensar o de sentir". Y también esta otra "Que existe realmente, fuera del sujeto que lo conoce". (También hay otras acepciones que no vienen a cuenta para el asunto que nos ocupa).

Observarás que la focalización está en el objeto externo a nuestros sentidos. Y para más énfasis, lo destacado con negrita excluye de forma expresa cualquier relación con la manera de pensar o sentir del sujeto que observa.

Comparto sin ningún problema la utilización del término como adjetivo aplicado a los objetos externos. Pero no consigo concebir ese término aplicado al conocimiento que nosotros podamos tener de esos objetos.

La quimera del conocimiento OBjetivo

Quizás en el siglo XIX se podía mantener la ilusión de que era posible un conocimiento cabal de la "realidad" que pudiera "existir" más allá del alcance de los sentidos y que genera las señales que estos captan y el cerebro procesa para convertirlas en información coherente con todo el contenido mental. Pero desde que la mecánica cuántica desveló la influencia del proceso de observación en la configuración de la misma "realidad" que se quiere conocer, me parece bastante ingenuo pensar que nuestro conocimiento  realmente se acomode a la "realidad", sea cual sea, del mundo más allá de las señales que captan nuestros sentidos (lee un poco aquí).

La realidad del conocimiento SUBjetivo

Por otra parte, sí comparto la utilización del antónimo aplicado al conocimiento. Me refiero al término "subjetivo", en cualquiera de las dos acepciones de la RAE aplicables al asunto que tratamos, que son: "Perteneciente o relativo al sujeto, considerado en oposición al mundo externo". "Perteneciente o relativo al modo de pensar o de sentir del sujeto, y no al objeto en sí mismo".

Así pues, sí considero adecuado hablar de conocimiento subjetivo, pero referido al de los sujetos concretos que lo "revisten" mediante sus bagajes de ideas, conceptos y "prejuicios" personales.

La inutilidad del conocimiento subjetivo

Y a la vez, también considero que no se puede edificar todo un acervo de conocimientos como el que ya llevamos acumulado en nuestra civilización sobre la base de observaciones "subjetivas" sólo garantizadas por la buena voluntad de los individuos dedicados a la investigación. 

No habría posibilidad de buen entendimiento ni siquiera entre colegas de las mismas disciplinas. Ni se podrían edificar conocimientos nuevos sobre el trabajo de anteriores investigadores. 

Resulta imprescindible eliminar la "multiplicidad de subjetividades".

Buscando remedio para las multi subjetividades...

¿Cómo se consigue esto? 

Sencillo: intentando que sólo haya "una sola subjetividad". O al menos que todas la subjetividades sean cuasi-iguales. 

Es decir: trabajando en la línea de que todos los sujetos compartan los mismos criterios de actuación e interpretación. Objetivo loable pero que no se consigue al 100%, ni mucho menos; pero que aun así, lo logrado ha sido suficiente para conseguir los niveles de conocimientos y técnicas alcanzados hoy día.

A esa “unificación de subjetividades” es a lo que muchos se refieren como “conocimiento objetivo” cuando hablan o escriben sobre el conocimiento científico.

Pero por más que se hayan unificado las ideas, conceptos y criterios que rigen las mentes de los expertos, las señales que recogen sus sentidos seguirán siendo procesadas y mediatizadas por esos contenidos mentales. También ellos tienen la percepción condicionada.

Aunque bien es cierto que gracias a la estandarización de contenidos mentales que antes hemos comentado, “las subjetividades” dejan de ser paralizantes para el progreso científico. Es gracias a sus estudios académicos regulados y al ejercicio profesional en ámbitos interconectados que los investigadores consiguen compartir la mayor parte de sus contenidos mentales. Al menos lo suficiente como para edificar un conjunto de conocimientos compartido por todos y denominado sin rubor “conocimiento objetivo”. ...

El remedio: la "intersubjetividad"

Aunque yo prefiero llamarlo conocimiento “intersubjetivo”.

Este término ya es utilizado en algunas disciplinas con sentidos no muy alejados de esto que indico. Puedes informarte en este enlace a Wikipedia. En concreto me gusta la expresión que tan cabalmente sintetiza la ilusión de objetividad que emerge de la intersubjetividad: "La base de la objetividad solo puede ser la intersubjetividad". No he conseguido ubicarla entre las obras de Husserl, pero si no es suya, bien podría haberla escrito.

Así, pues, ningún inconveniente tengo en aceptar el término de “conocimiento objetivo” si con ello se hace referencia un conocimiento válido para cualquier observador y en cualquier momento. Es decir: si realmente hace referencia a un conocimiento compartido por multitud de sujetos, a un conocimiento "intersubjetivo".

Pero no acepto el término si con él se quiere hacer referencia a un conocimiento cabalmente coincidente con la realidad de los objetos más allá de las fronteras de nuestros sentidos. Es más, considero que esa concepción del conocimiento es “peligrosa”; puesto que las personas que la mantienen tienen el convencimiento que su forma de entender la realidad es la única correcta y válida. Y de ahí vienen los dogmatismos, los fanatismos, los fundamentalismos y todos los ismos que acarrean discusiones, peleas, guerras y hasta exterminios.


A no confundir: En este caso, la discusión viene por la simple diferencia en el punto de vista de cada observador. En cuanto uno de ellos cambie de posición, sus observaciones serán coincidentes. Pero por mucho que cambien los puntos de vistas físicos de un hechicero  y de un médico ante un enfermo, seguirán interpretando la enfermedad como efecto de los espíritus (el hechicero) o de los virus (el médico).

En otra ocasión comentaré el resto de la crítica (lee al inicio las frases con fondo rosa y amarillo), pero antes dejo para tu reflexión algunas citas que recogí en esta misma web, y que tienen relación con lo visto en este post:

De John Michael Ziman

De John Michael Ziman

De Leonard Susskind

De Paul Feyerabend

 

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