La Biblia desde el siglo XXI

La hipocresía como estrategia en la lucha ideológica (3)

11.03.2013 00:00

Quien me iba a decir a mi que los dos anteriores post sobre "La hipocresía como estrategia en la lucha ideológica" iban a estar tan de actualidad. Tan de actualidad han estado, que  de hecho se anticiparon. Me refiero a la polémica surgida a raíz de las declaraciones del ministro de interior,  Jorge Fernández Díaz, sobre la conveniencia o no de apoyar o no los matrimonios entre personas del mismo sexo.

Tras darle varias vueltas, he decidido no entrar en este asunto porque de hacerlo, el tema fundamental de los post sobre "La hipocresía como estratégia en la lucha ideológica" acabaría desplazado en la atención de los lectores por el fuerte impacto que tienen los asuntos sobre  la homosexualidad y el matrimonio entre personas del mismos sexo.

Así, pues, hoy me centraré en una tercera táctica que se suele usar en la lucha ideológica:

La "guetización" del contrario

"Guetización".  Menuda palabra. Me refiero a la pretensión de los ultra-laicista de que se les deje campar a sus anchas por los medios de comunicación de masas, acallando cualquier crítica a la difusión de sus ideas y formas de concebir la sociedad (lee la 3ª acepcción de la definición de "Gueto" en la RAE).

¿Cómo consiguen esto? Aislando a los contrarios, intentando que se confinen voluntariamente en sus círculos ideológicos y les dejen en paz a ellos para continuar difundiendo su ideario.

No se si ha sido de forma consciente o no, pero el resultado final es claro y efectivo cuando se combinan las tres tácticas de guerra ideológica:

  1. Se desactivan las ideas contrarias: Calificándolas (falsamente) de religiosas, se les retira el derecho a ser difundidas públicamente.(Lo visto en el primer post).
  2. Se blindan las ideas propias argumentando que no son ideas religiosas (claro, tan "no religiosas" como las que ellos califican falsamente de religiosas). (Lo visto en el segundo post).
  3. Se evita el ataque de las ideas propias intentando aislar de los medios de comunicación a los que opinan de forma diferente a ellos. (Lo que trataremos en este post).

¿Cómo intentan este aislamiento?

Esta guetización no se hace hoy día por medios violentos. Hay métodos más ladinos y eficaces a largo plazo.

Piénsalo bien. Estoy seguro que en más de una ocasión has oído en tertulias, declaraciones o en conversaciones personales expresiones como esta:

  • Si no te gusta el programa, no tienes más que cambiar de canal.
  • Si crees que ese periódico no dice la verdad, no tienes más que dejar de leerlo.
  • Si no te gusta lo que dicen, la solución es fácil, deja de oírles.

Este es un argumento recurrente cuando se critican, tanto a programas basura, como a series basura, tertulias, noticiarios escorados, etc.

Y qué tiene que ver esto con la guerra de ideas. Pues mucho. O mas bien... todo. No creerás que hoy día la difusión de ideas se hace desde el púlpito (así les va a las iglesias que exclusivamente trabajan desde el púlpito). Hoy día las ideas se administran como la vacuna contra la poliomelitis: con "terrones de azúcar" para que pasen desapercibidas. Y los terrones de azúcar que sirven para este cometido son esa abrumadora proliferación de programas, series, pelis, tertulias, noticiarios escorados, etc.

El afán de los ultra-laicistas es poder suministrar ingentes cantidades de "terrones de azúcar" mediáticos y llegar hasta el máximo de audiencia sin ninguna cortapisa por parte de los que tengan ideas contrarias a las que se difunden dentro de los "terrones de azúcar" mediáticos.

¿Cual es el argumento para acallar al contrario? Este: "Si no te gusta, no lo veas, no lo oigas, no lo leas; y déjanos en paz difundir a discreción". De esta forma intentan conseguir que los de ideas contrarias se aíslen y no interfieran en sus planes de "evangelización ultra-lacista".

¿Legitimidad del argumento "aislacionista"?

¿Es este argumento legítimo?  ¿Debo yo ignorar y dejar hacer a los ultra-laicistas? ¿Están ellos en su derecho de difundir cualquier idea;  y yo en la obligación de callar?  A lo más, si no me parecen correctas, dejar de escuchar y aislarme para no estorbar su difusión?

Exagerando la nota, para que resulte evidente: Si vieras a un narcotraficante induciendo a un escolar a tomar droga, y el narco te dijera: "Esto no tiene nada que ver contigo, si no te gusta lo que hago, deja de mirar", ¿qué harías?

Probablemente les dejarías en paz, pero supongo que más bien por miedo a la reacción del narco. Bueno, si te consideras muy fuerte y aguerrido, quizás te enfrentaras. Pero aun así,... puede que no; porque en el fondo, quizás tenga razón el narcotraficante: "no tiene nada que ver contigo".

¿Será cierto que la difusión de ideas de otros nada tiene que ver conmigo? ¿Debo yo ignorar la inoculación de ideas, sean las que fueren, en las mentes de los demás?

Hay más de un argumento para afirmar que NO debo ignorar las ideas que se pretendan inocular en las mentes de mis conciudadanos, pero dado que algunos de ellos pueden ser tachados de "religiosos" (pues radican en valores de ética bíblica), tan solo me centraré en uno, que difícilmente se puede tachar de confesional, pues raya más bien el egoísmo, que no el altruismo, como los fundados en la ética bíblica.

Este argumento "egoísta" tiene que ver con el derecho de todo ciudadano a promover una sociedad en la que se sienta a gusto e integrado. Y el resultado global de lo que sea la sociedad nunca vendrá marcado por la conducta y decisión de un solo ciudadano, sino del conjunto. Así, pues, la sociedad en la que yo me desenvuelva no será la sociedad que yo individualmente desee, sino la sociedad que colectivamente formemos, tanto por hábitos de conducta, como por votos en las urnas.

Así,‭ ‬pues,‭ ‬SÍ me afecta lo que otros inoculen en las mentes de mis conciudadanos,‭ ‬pues del resultado de esa inoculación yo también sufriré las consecuencias sociales,‭ ‬sean positivas o negativas.‭ ‬¿Por qué‭?  ‬Porque mis conciudadanos se comportarán y votarán según las ideas que se les haya inoculado,‭ ‬y la sociedad que emerja de ese conglomerado de personas será la sociedad en la que yo deba desenvolverme,‭ ‬me guste o no‭ (‬a no ser que emigre,‭ ‬que a veces también‭ ‬es lo que se procura‭)‬.

Otra vez exagerando para que resulte evidente: los alemanes, todos, sí sufrieron las consecuencias de "dejar" libre difusión a las ideas nazis.

No digo yo que haya que prohibir por legislación la difusión de ideas (como sí pretenden los ultra-laicistas tachando de "religiosas" las ideas que ellos no comparten). Lo que sí mantengo es que tenemos el derecho y la obligación de rebatir públicamente la difusión de ideas que consideramos contrarias a nuestra ética y concepción de vida social. En la medida que no lo hagamos, estamos dejando el campo libre para que otros construyan la sociedad que ellos sí procuran, pero que quizás nosotros NO consideremos la más adecuada para el desarrollo de la justicia y el progreso.

 

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