33 biblias para los 33 mineros sepultados.

Chile: la fe puede medir ocho centímetros.
^{(Por Irene Selser en milenio.com)}

Como en la literatura del también chileno Hernán Rivera Letelier, ex minero del salitre en el desierto de Atacama, la historia de los 33 hombres atrapados a 700 metros bajo la tierra en la mina San José, en el corazón de ese vasto desierto —con las reservas de cobre más importantes del planeta—, tiene todos los ingredientes para trascender más allá de su drama.

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Ahora se trata de otro creyente, Carlos Díaz, de 43 años, capellán de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, quien en el improvisado campamento Esperanza, en la boca de la mina San José, ha llegado para alentar a los mineros y sus familiares con un cargamento especial: Biblias en miniatura, de apenas ocho centímetros de largo, igual al diámetro de la mayor de las sondas que está siendo enviada por un túnel escavado en la montaña, según narra Laura Capriglion, enviada por el diario Folha de Sao Paulo (www1.folha.uol.com.br/fsp/y).

El pastor encargó una Biblia para cada uno de los 33 mineros, dándose a la tarea de usar marcador amarillo fosforescente en los pasajes más importantes (“aquellos en los que parece que Dios habla directamente sobre las angustias de vivir dentro de una caverna cerrada”, dice Díaz), y se las entregó a quienes coordinan la operación de rescate.

Las primeras imágenes divulgadas la semana pasada mostraron a los mineros con los ojos brillantes, sufridos; enflaquecidos y barbados, despojados de todo, hasta de la luz física. “Casi santos”, dice Díaz, como Jesús que “también tuvo su retiro de iluminación espiritual dentro de una caverna”.

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