La Biblia desde el siglo XXI

¿Trucos, milagros,... o ignorancia?

21.11.2017 00:00
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Hace 2 semanas comentamos una noticia que avalaba la historicidad del pasaje bíblico de Josué 10:12,13. Al final del post refería mi sorpresa por aquellos titulares que pude leer en varias webs cuyo sentido sintetiza perfectamente este que copio a continuación: "Científicos desmontan un milagro del Antiguo Testamento" (confío que entiendan el que no ponga enlace, pues me niego a promocionar una web que pretende desacreditar la Biblia utilizando noticias que precisamente hacen lo contrario, es decir: avalarla en su faceta de documento histórico).

 

Lo incuestionable

Al margen de cualquier tipo de prejuicios que se tengan, lo cierto es que el análisis de las condiciones astronómicas de la Canaán de los tiempos de Josué realizado por  Colin Humphreys y Graeme Waddington confirma lo dicho por la Biblia (véase el anterior post). Así pues, sobre la cuestión del apoyo a la historicidad de la Biblia, nada más que añadir.

 

¿Trucos, milagros,... o ignorancia?

Ahora bien, qué decir sobre el "desmontaje del milagro del Antiguo Testamento", única valoración que parece sacar el autor del antes mencionado titular al análisis de Colin Humphreys y Graeme Waddington. Da la impresión que considera a la Biblia como una especie de recopilación de trucos de prestidigitación.

Yo también soy de la opinión que durante los "tiempos oscuros" de la iglesia (cuando se compraban o heredaban los altos cargos de la curia, o incluso se asesinaba para lograr los beneficios que aportaban cargos eclesiásticos) los milagros simulados bien pudieron formar parte de la parafernalia para atraer feligreses.

Pero en lo que respecta a la mayoría de los relatos bíblicos considerados milagros, muy difícil resulta concebir trucos tras ellos. Y cuando la posibilidad de "truco" es totalmente descartable, como en el relato que nos ocupa (pues ni Houdini hubiese podido detener al Sol u ocultar su brillo), sólo quedan dos opciones: o considerar falso al relato, o aceptar que ciertamente tiene algún fundamento histórico, del cual probablemente ignoramos muchos aspectos relevantes.

Concretando en el relato de Josué 10:12-13, y descartando la posibilidad de organizar un truco que simule parar o apagar al sol y la luna, difícilmente se puede mantener que sea falso. Al menos hoy día,  porque justamente lo que hacen los expertos Colin Humphreys y Graeme Waddington es confirmarlo. El que tradicionalmente se le haya dado una interpretación errónea no resta ni un ápice a su historicidad  (lee el post anterior si hasta ahora considerabas que Josué pidió la detención del Sol).

Así, pues, sólo queda la otra opción: que tenga algún acontecimiento histórico como fundamento. Y ese acontecimiento no fue otro que el eclipse que provocó la oscuridad que beneficio a Josué en la batalla. Eclipse que Colin y Graeme han ubicado geográfica y cronológicamente en la Canaán del 1207 antes de Cristo.

 

Las dificultades de comprender bien los milagros

El problema con los fundamentos históricos de los considerados milagros relatados en la Biblia tiene dos facetas:

Por un lado está la dificultad de interpretar correctamente lo que quisieron expresar los autores de los relatos. Básicamente esta dificultad nos la resuelven los traductore, pero es preciso ser conscientes de que la traducción que ellos nos hacen “no es palabra de Dios”, y por tanto, puede no ser la más adecuada. Esto es lo que probablemente ha originado la interpretación incorrecta que por años nos ha hecho pensar que lo que Josué pretendía era "parar" el sol, y no simplemente "apagarlo" para tener a la  oscuridad como aliada en la batalla.

Por otro lado, también está la dificultad de que el testigo o narrador interprete como nosotros los fenómenos que observa y relata. Aún más: que los refiera como lo haría un científico del siglo XXI. Lo que el autor del Éxodo, en capitulo 7 versículo 20 vio y describió como sangre, que era la manera más obvia e inmediata de interpretar la masa líquida y roja que inundó al Nilo en aquella época...

 ("Y Moisés y Aarón hicieron como Jehová lo mandó; y alzando la vara hirió las aguas que había en el río, en presencia de Faraón y de sus siervos; y todas las aguas que había en el río se convirtieron en sangre" [Éxodo 7:20]),

... para los científicos actuales no se trataría de sangre, ...

"... sino de un aspecto rojizo de las aguas provocado por un alga tóxica de agua dulce. La Oscillatoria rubescens, conocida como alga Sangre Borgoña, tiene una antigüedad de al menos 3.000 años y sigue provocando los mismos efectos en la actualidad. Cuando muere, tiñe el agua de rojo" (léase en ABC).

Para interpretar bien lo que se escribió hace miles de años, ante muchos textos no sólo hay que cuidar la traducción y la correcta interpretación de los términos según los usaban y entendían en su época (y no según los entendemos nosotros actualmente). También es preciso hacer un esfuerzo de "transmentalización", el cual corre de nuestra parte. Claro está que esto no será preciso en textos que relatan actividades como una incursión (Deuteronomio 1:23-25), una conversación (Génesis 23:3-6) o un sermón (Marcos 4:1-9). Pero cuando el relato incluye cuestiones muy concretas de aquellas culturas, o fenómenos fuera de lo cotidiano, sí es imprescindible esa "transmentalización". Y es que no basta con leer una buena traducción. Hay que leer "desde la época y cultura del que escribió " ("desde su propia mente"), deducir los hechos que pudieron excitar sus sentidos, y reinterpretarlos "desde nuestra época". Sólo entonces estaremos en condiciones de realizar un correcto análisis de las posibles causas tras los "acontecimientos milagrosos".

 
A más ciencia, mejor entendimiento de los milagros

Hace unos pocos cientos de años no había más opción que interpretar determinados relatos bíblicos como sucesos mistéricos o mágicos, dentro de lo irracional o de lo incomprensible. Con el avance de los tiempos y el progreso de la ciencia en el conocimiento de la realidad física, actualmente estamos en mejores condiciones para encuadrar los relatos bíblicos dentro de los marcos físicos.

Pero curioso: no se suele utilizar este privilegio que actualmente tenemos, sino que se persiste en la lectura bíblica bajo una perspectiva de hace siglos. Y es el resultado de esa interpretación obsoleta la que se contrapone con la visión actual del mundo que la ciencia ofrece.

Pero este curioso fenómeno no sólo se da en personas ateas, que aprovechan cualquier ocasión para intentar desprestigiar la idea de Dios y a la Biblia. Lamentablemente también existen cristianos aferrados a una lectura "dieciseischesca" de la Biblia, temerosos de la ciencia porque creen erróneamente que sus avances cuestionan su fe, cuando es todo lo contrario.

 

¿Dónde queda el aspecto sobrenatural de los milagros?

Más de uno estará pensando que "si los milagros pueden ser explicados por la ciencia, dejan de ser milagros. Se acabó la necesidad de intervención sobrenatural. Ya no se precisa a Dios ni para explicar los milagros".

En absoluto. Totalmente en desacuerdo con ese planteamiento. Pero dejo la explicación para un próximo post.

 

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