La llamada "barca de Jesús": otra pieza del mosaico

Hace algunos meses introduje el extracto sobre el descubrimiento de un antiguo cascabel de oro en Jerusalén con un dicho popular: "Un grano no hace granero, pero ayuda al compañero".

La idea es que algunos descubrimientos arqueológicos no tienen la suficiente entidad como para apoyar la historicidad de la Biblia por sí solos, pero junto a otros adquieren notoriedad por "sinergia corporativa". Si los consideras individualmente, sólo verás "granos" dispersos. Pero si los valoras conjuntamente apreciarás un mosaico de indicios que refuerzan con vigor la historicidad de la Biblia y complementan a aquellos otros descubrimientos que por su importancia ya están considerados como sólidos pilares.

Blancas pueden ser muchas cosas. En botella se encuentran muchas bebidas. Pero "blancas y en botellas" pocas cosas nos venderán. Sí se trata de la "leche". Este otro refrán también "viene a cuento", porque cuando las "pistas" no son concluyentes por sí mismas, el hecho de que las encontremos todas apuntando hacia una misma idea nos permite concluir que esa idea es la correcta con un alto nivel de probabilidad.

También sucede esto con gran cantidad de descubrimientos arqueológicos, que no tienen suficiente entidad para afirmar taxativamente la historicidad de la Biblia, pero que cada uno de ellos ilustra, apoya o confirma alguno o algunos de los pasajes bíblicos. Y es el conjunto de tantos pequeños indicios el que nos permite confirmar con altísimo grado de certeza la historicidad de la Biblia.

Y atención, insisto en lo dicho antes: con estos párrafos me estoy refiriendo a los descubrimientos arqueológicos "endebles", que no llegan a confirmar por sí mismos los relatos bíblicos, como el cascabel de oro, el sello usado de los rituales del templo, los "grafitis antiguos" o la barca que más adelante os referiré. No hay que olvidar la otra gran cantidad de descubrimientos "contundentes" que sí confirman de forma extraordinaria la historicidad de muchos relatos bíblicos. Sin más, pensad en los rollos del mar muerto, el más evidente sin duda, pero también en el osario de la familia de Caifás, las tablillas de Sippar, el palacio de David, etc. (Te sugiero que repases los post con la etiqueta "historicidad Biblia" y juzgues tu mismo: ¿qué descubrimientos clasificarías como "contundentes" y cuales como "endebles"?).

Bueno, os cuento ahora el origen de la reflexión que habéis podido leer arriba. Se trata de la conocida como "La barca de Jesús". Hace poco que he sabido de ella. Es una barca del siglo I que se descubrió en las orillas del Mar de Galilea en 1986. Tiene 8,2 metros de largo, 2,3 de ancho y 1,2 de alto. Está hecha con varios tipos de madera, principalmente cedro y roble. Este tipo de barcas se utilizaba para transportar de personas y para pescar. Se descubrió muy cerca de Magdala, el pueblo de María Magdalena. Allí también se encontró un mosaico que representa una barca del siglo I. Actualmente está expuesta en el Kibutz Ginosar, en Israel.

Según arqueólogos la barca debió ser como a la que utilizaron Simón, Andrés, Santiago y Juan antes de que Jesús les dijera: “Venid conmigo y yo os haré pescadores de hombres” (Marcos 1:17).

Está claro que no se puede afirmar que Jesús utilizase esta barca. Ni aún sus discípulos. Pero lo que sí está claro es que su contemplación ilustra y ayuda a entender y visualizar los relatos del Nuevo Testamento. Los convierte en crónicas realistas de una época lejana en el tiempo, pero cercana en el sentimiento y el afecto.

Como ya dije en el post sobre el cascabel de oro, no debemos menospreciar estas pequeñas pistas que también nos ofrecen los arqueólogos, pues aunque no suponen pruebas incontrovertibles, sí colaboran para formar el mosaico de fondo que da sentido y verosimilitud al conjunto de escritos históricos de la Biblia.